miércoles, 31 de octubre de 2018

40. Hornos de cal, yeso y carbón

40. Hornos de cal, yeso y carbón
Hornos de cal.

La cal viva se obtiene a partir de la piedra caliza sometidaa un proceso de oxidación por la acción del fuego.

En construcción, para unir las piedras de las casas, se utilizaba el mortero, hecho con cal y arena. Para obtener la arena, se aprovechaba la del río, o la misma que salía en las inmediaciones de los bancales. Para obtener la cal, se utilizaban los hornos de cal. Casi todos los hornos de cal estaban situados en Alfaro, aprovechando la gran cantidad de piedra caliza que hay allí, y que también había más pinos que ahora. Normalmente, al contrario de lo que se hacía en casi todos los sitios, el lugar elegido para los hornos de cal no era siempre el mismo, sino que se ponía cerca de donde hubiera piedras y leña en cada momento.

Los hornos de cal se solían poner en funcionamiento en primavera, para evitar mucho calor o mucho frío.

Aprovechando un desnivel, se hacía un pozo en el suelo, de unos tres o cuatro metros de diámetro, luego se colocaban las piedras alrededor del agujero y haciendo la pared exterior. En la parte más baja, se formaba un poyete, que servía luego de base donde apoyar las piedras que se ban a cocer. Se colocaban después piedras formando una bóveda, de forma que quedara un hueco debajo para ir metiendo la leña y se ponían las piedras bien ordenadas dentro, dejando agujeros entre medio, y en esos agujeros se iba poniendo leña, y se iban colocando piedras y leña hasta que se llenaba todo el agujero. Luego el pozo se tapaba por arriba, con tierra, dejando algún agujero para chimenea. Es decir, se hacía una doble bóveda y, entre ambas bóvedas, se metía la leña y las piedras. Por la parte de fuera, en toda la superficie abovedada del horno, se ponía barro. para cerrar los agujeros.

Normalmente para hacer la bóveda venía algún entendido de alguno de los pueblos de alrededor, ya que era muy importante el que se hiciera bien y no se hundiera y se perdiera todo el trabajo hecho.

Se encendía el fuego y se dejaba arder, y estaba ardiendo la leña durante tres días y tres noches, y como se iban quemando las piedras, salía una luz de color muy dorado. Previamente se había amontonado leña en las cercanías, y entre dos o tres personas estaban día y noche alimentando el fuego con la leña. La leña que se utilizaba eran las ramas pequeñas de los pinos y la de los arbustos leñosos. (Se usaba una pértiga para remover la leña que se está quemando). Cuando salía humo blanco por la parte superior del horno, se sabía que la cal está cocida. Una vez apagado el fuego, había que esperar tres o cuatro días para poder obtener la cal.

Otras veces se utilizaban unos hornos de cal que ya estaban preparados para hacer la cocción. Consistían en unas construcciones de piedra de unos seis metros de diámetro y dos metros de profundidad. Dentro del término municipal quedan varios hornos de cal, uno debajo de la Penya Rotja y otro muy bien conservado, a doscientos metros de distancia del Corral del Riu, por encima de él. Al norte de la carretera a Fageca, entre el pueblo y el desvío asfaltado hacia les Fontetes, hay dos hornos de cal. En les Rotes, casi en el cauce del Barranco dels Pouets, hay otro pozo de cal. Junto al corral que hay al norte del Tossal, en Els Corralets también hay otro horno de cal. Al norte de la carretera a Castell de Castells, más allá de Els Pontets, también habría otro horno de cal, en la partida que aún se llama Forn de Calç. Hay otro horno de cal en el camino a la Noguer, más arriba de la Penya del Clot. También hay otro debajo de la Penya Roja.

Las piedras calcinadas se transportaban con mulas hasta las inmediaciones del pueblo.

La cal que salía era de varias calidades, la más blanca era la que se utilizaba para blanquear. Una vez que salían las piedras calcinadas, se metían estas piedras en una tinaja, con agua, y las piedras se iban deshaciendo, desprendiendo mucho calor.

Cuando se iban a emplear para la obra, justo antes de comenzar los trabajos, se hacía un agujero en el suelo en las afueras del pueblo y se llenaba este agujero con las piedras. Después se le añadía agua y la mezcla comenzaba a hervir y la operación era peligrosa. Una vez que se había apagado la cal se trasladaba hasta la obra, donde se empleaba mezclándola con arena y agua.

En Els Noguerets, delante de la fuente, se hacía un agujero grande y allí se echaban las piedras de cal y luego s ele añadía agua.

Se llegó a vender cal a gente de otros pueblos, con lo que hubo más hornos y se fueron perdiendo muchos árboles de Alfaro.

El último horno de cal que se quemó fue, sobre 1965, para hacer la casa del Romanet (al final de la calle de la Diputación) y se utilizó el horno de cal de la carretera, en el Pinaret, casi enfrente de les Fontetes.



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HORNOS DE YESO



Eran más pequeños que los de cal. Había varios en el camino antiguo a Castell de Castells, en el término municipal de éste, cerca de los yacimientos de yeso que hay en la parte occidental del término de Castell de Castells. 



Allí queda una construcción circular, de piedra, donde se molía el yeso con caballerías. 

En el horno, que es como el de cal, se van colocando las piedras de yeso, abajo las mayores y arriba las más pequeñas. En la base del horno se dejan unos huecos a modo de túnel, que llegan desde la boca hasta el fondo y que sirven para colocar las ramas que han de alimentar el fuego. 

Las piedras, una vez  quemadas, se molían con un peso arrastrado por una caballería” 

El molino de yeso del camino a Castell de Castells estuvo en marcha hasta casi los años sesenta. Subían los de Castells a vender yeso por los pueblos, con machos, y llegaban hasta Quatretondeta. Cuando volvían, paraban en el bar de Famorca, el del padre de Paco.




HORNOS DE CARBÓN

Para el arbolado, todavía era más nefasta la existencia de hornos para fabricar carbón, producto que, principalmente, se destinaba a la venta en Gorga (donde se cambiaba por vino) y en Cocentaina. Se cargaban los mulos con dos sacos de carbón.

El nombre del vértice Carboneras, en Alfaro, probablemente venga de la existencia de hornos de carbón por esa zona. El carbón también se fabricaba en Serrella, utilizando las ramas de las podas, haciendo un montón, y luego se cubría todo con tierra y se le prendía fuego para que fuera ardiendo poco a poco. Pero donde más carbón se hacía era en Alfaro, donde se talaban pinos para utilizarlos para fabricar carbón.

El carbón se hacía, sobre todo, con leña de almendro, olivo y, a veces, de espinal. El pino no se usaba casi para obtener carbón, pero sí se usaba para ponerlo alrededor, sobre todo ramas de pino, y que sirvieran para que la tierra no cayera sobre la leña destinada a convertirse en carbón.

El sistema era construir, con piedras, un muro circular de un metro de alto, y de tres o cuatro metros de diámetro, y se hacían pequeñas ventanillas alrededor, llamadas “espilleres”. Se hacían dos o tres por cada lado. Luego se colocaba la leña, ordenadamente, hasta arriba, dejando un espacio grande abajo para que pudiera iniciarse el fuego y mantenerse. Primeramente se ponían troncos medianos horizontales y, luego, el resto de la madera sobre ellos. Siempre que se podía se utilizaban ramas o árboles muertos, pero también árboles sanos. Luego se tapaba todo con hojas de pino verde, y, encima, se ponía tierra, y se tapaba bien. Se iba quemando poco a poco todo, durante dos o tres días, y, al final, se quitaban las piedras, se extendían los troncos, y se echaba agua encima, para que la combustión fuera incompleta y se obtuviera el carbón.

En Famorca, las carboneras no eran muy altas, tenían la altura de una persona.

A principios del siglo XX se hacía un horno de carbón cada 20 ó 25 días.

En los propios bancales también se fabricaba un carbón de menos calidad, utilizando las ramas de la poda. Para ello se hacía un montón grande de leña y luego se cubría todo con tierra y se hacía que fuera quemándose poco a poco.

Que el morro que hay junto al vértice de Alfaro se denomine "Carboneras", no es casualidad.



















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